Fremont, California (EE. UU.) – Blackmagic Design anunció hoy que la película de misterio «Night Caller» se rodó con el modelo URSA Mini Pro 4.6K G2, y se etalonó y finalizó en DaVinci Resolve.
El largometraje narra la historia de Clementine Carter, una vidente que se ve atrapada en una compleja red de misterios cuando recibe una llamada de un asesino en serie. Al intentar predecir sus crímenes antes de que sucedan, esto da lugar a un aterrador juego del gato y el ratón.
El cineasta Chad Ferrin, conocido por clásicos como «Exorcism at 60,000 Feet» y «The Deep Ones» (H.P. Lovecraft), había tratado de conseguir más fondos para la película al principio, pero pronto encontró una fuente de inspiración distinta. «“The Deep Ones” fue un éxito desde el punto de vista artístico y financiero», señaló Ferrin, «y nos alentó a reunir algunos dólares y producir una película en poco tiempo y con un presupuesto modesto».
Junto con el director de fotografía Kyle McConaghy, ambos analizaron las películas de los años 70 y 80 que evocaban un entorno granular y sombrío, que era el estilo que querían lograr en «Night Caller». McConaghy escogió el modelo URSA Mini Pro G2 para el rodaje, basándose en su experiencia con la cámara y las imágenes que permite obtener. «La G2 es extraordinaria. He filmado varios largometrajes con ella y cada vez me gusta más. Las funciones son excelentes, y la imagen es natural y cinematográfica. En mi último proyecto, usé otra cámara y luego me arrepentí de no haber recurrido al modelo URSA».

El equipo sabía que debía moverse con rapidez, puesto que solo contaban con 10 días para el rodaje. «Filmar tan precipitadamente puede ser bastante difícil, pero también gratificante», indicó Ferrin. Por su parte, McConaghy se abocó a crear un estilo único para el largometraje, ciñéndose al ajustado presupuesto y al poco tiempo con el que contaban. «Siempre me ha dado envidia cómo las películas de antes pueden lidiar con una iluminación poco favorecedora, ya sea la luz dura en los filmes de los años 50 o naturalista en la década de los 70».
«En mi experiencia, el modelo URSA Mini Pro es una de las pocas cámaras que permite obtener imágenes auténticas y cinematográficas aún en condiciones lumínicas no ideales», agregó McConaghy. «En una de las escenas, Clementine conversa con una colega en el vestíbulo. La iluminación de la sala consistía en unas viejas luces fluorescentes bajo un plástico blanco que estaba sucio. No teníamos tiempo ni presupuesto para cambiar las bombillas o añadir más luces, por lo que filmamos con la luz natural. El aspecto que logramos es quizás mi favorito en toda la película. La colorimetría de Blackmagic ayuda a conseguir una apariencia muy similar a la del celuloide y nos proporcionó una textura cinematográfica extraordinaria».
El rodaje se llevó a cabo con un presupuesto ajustado, a menudo aprovechando la luz natural, y la cantidad de equipos también era limitada. «Al modelo URSA Mini Pro no siempre se le da el reconocimiento que merece por su funcionamiento en condiciones de poca luz», dijo McConaghy. «Pero logra captar muy bien los detalles, incluso al aumentar la exposición. En una escena fundamental, Clementine accede al lugar de un asesinato a través de una larga escalinata exterior. A pesar de que era de noche, con las luces de la calle y un tubo Astera pudimos iluminar eficazmente un espacio enorme y a su vez conservar un impresionante nivel de detalles en las sombras».
A fin de evocar el estilo clásico de los años 70 y 80, era necesario adoptar más color y saturación, y McConaghy sabía que la cámara estaba a la altura del desafío. «La renderización cromática de la G2 es insuperable», afirmó. «Con otros modelos digitales, a menudo debo luchar para lograr una apariencia saturada, al estilo de Argento o Refn, sin que parezca que la saturación se aumentó 50 puntos».

«En cámaras de otras marcas, los colores lucen más artificiales. Pero la colorimetría del modelo URSA Mini Pro es muy agradable. En la sala donde trabaja Clementine, compiten muchas tonalidades: el naranja brillante de los faroles de papel, el azul y el rojo del letrero de neón junto a su escritorio, y el verde de la pantalla del equipo informático. Aunque la apariencia era bastante estilizada, al renderizar las imágenes en la posproducción, estas se veían muy naturales».
En consonancia con lo ajustado del presupuesto, Ferrin optó por editar con la versión gratuita de DaVinci Resolve por primera vez y se sorprendió de lo fácil que resultó. «Trabajar en Resolve fue fantástico. Mis últimos dos proyectos los edité en otros programas, de manera que estaba un poco indeciso en cuanto al uso de un nuevo sistema. Pero lo probé, y me alegra de haberlo hecho. Debo decir con toda honestidad que Resolve es el mejor software de edición que he utilizado hasta el momento. Y lo mejor de todo para productores tacaños como yo es que es gratis».
Además de ser responsable de la fotografía, McConaghy también etalonó el largometraje en DaVinci Resolve. «Desde el comienzo, cuando le pregunté a Chad cómo quería que luciera la película, su respuesta inmediata fue: “como de los 70”. Al realizar los ajustes cromáticos, intentamos lograr la apariencia del celuloide. Empecé creando una LUT y añadiendo una buena cantidad de granulosidad. Luego, usamos dicha tabla en la G2 como referencia, a fin de poder lograr nuestro objetivo».
«Asimismo, rodar en Blackmagic RAW fue extraordinario», agregó McConaghy. «No solo es natural y benevolente, sino además muy flexible. Creo que filmamos toda la película en Q0 (calidad constante), y solo disponíamos de unos 6 TB de material grabado. Pero definitivamente usamos Q5 cuando el tiempo apremiaba y sabíamos que no podíamos cambiar la tarjeta o descargar las imágenes, y realmente no logro notar la diferencia».
Con la ayuda de la tabla de conversión, la calidad del formato Blackmagic RAW y el talento del equipo de filmación, McConaghy no tuvo que esforzarse mucho por lograr la apariencia que buscaba. «Por lo general, empleo unas cuantas Power Windows en Resolve, pero Rapha Bola, nuestro jefe de eléctricos, realizó un trabajo extraordinario con la iluminación, y las imágenes captadas eran tan sólidas que no fue necesario hacer demasiados ajustes».
